Pequeñas píldoras

domingo, 29 de noviembre de 2015


La bondad y la generosidad.

No te guardes nada para ti si consideras que con ello puedes ayudar, aportar y enriquecer al otro, pues todo lo que no compartes ni pones a disposición de los demás no crece ni da fruto y no dilata tu corazón. Al igual que el amor, el resto de virtudes y valores solo se desarrollan, crecen y se fortalecen poniéndolos en movimiento, en práctica, al servicio de la persona que lo necesite o del mundo, para que éste mejore. Enséñaselo así a los alumnos. Concédeles espacios y momentos para que aprendan a ser desprendidos en lo pequeño (prestando sus libros, su material escolar, sus juegos o compartiendo su comida si a otro se le olvidó la suya) y en lo grande (ofreciendo sus conocimientos al que no comprende tan rápido las propuestas y contenidos trabajados en clase, su tiempo y su compañía al que no se siente incluido y acogido por buena parte de sus compañeros).

En esta ocasión te animo a que leas a tus alumnos el siguiente texto recogido en Giovanni Rodari, Lecturas comentadas (Edelvives, Zaragoza 1990) y reflexiones con ellos.



EL SOL Y LA NUBE

Foto de: Rodrigo Nascimiento

El Sol viajaba por el cielo, alegre y glorioso. En su carro de fuego, despedía sus rayos en todas direcciones.
En las viñas, cada racimo de uva que maduraba robaba un rayo por minuto, incluso dos. Y no había hierba, araña, flor o gota de agua que no tomase parte.
Una nube de tempestuoso humor murmuraba:
—Deja, deja que todos te roben: verás de qué manera te lo agradecerán cuando ya no te quede nada que puedan robarte.
El Sol seguía alegremente su viaje, regalando rayos a millones, a billones, sin contarlos.
Sólo en su ocaso contó los rayos que le quedaban, y, mira por dónde, no le faltaba ninguno. La nube, sorprendida, se deshizo en granizo.

El Sol se tiró alegremente en el mar.

¡Profesor, ilumina tu entorno y el de tus alumnos!

lunes, 16 de noviembre de 2015


Siempre que suceden hechos tan desgarradores como los ocurridos durante este fin de semana me pregunto en qué momento esas personas ya adultas, se perdieron. Qué ejemplos de vida tuvieron, qué poco sentido le encontraron a sus vidas que tuvieron que buscarlo en lugares donde sólo les presentaron la muerte y la aceptaron. ¿Qué herramientas psicológicas y qué valores asimilaron en su infancia y juventud para llegar hasta ahí?

Tanta crueldad y violencia, no sólo invita a reflexionar sobre qué lleva en su corazón el ser humano, sino también qué tipo de personas está construyendo la sociedad actual con los ejemplos de vida que propone, con algunas de las series o programas de televisión donde gana el que más grite al otro o el que con insultos y vejaciones le degrade, entre muchas otras conductas nada edificantes y que nuestros niños y jóvenes asumen como modelo a seguir.  

Mi reflexión te quiere invitar a dirigirte a la raíz. Si a esos adultos cuando fueron niños y jóvenes se les hubiese educado en virtudes, se les hubiese ayudado a desarrollar una buena capacidad crítica y a ser asertivos, probablemente no hubiesen dicho sí a estas propuestas. 

El maestro es el principal factor de oportunidades y progreso de una sociedad y eso hay que tenerlo siempre muy presente. Cada uno, esté en la situación que esté, según su don personal, tiene la responsabilidad y también la gracia de iluminar su entorno, nos decía Juan Pablo II. ¿A qué estamos llamados si no es a cambiar el mundo desde nuestro pequeño o gran ámbito según nuestras posibilidades? Howard Zinn, historiador social estadounidense, dijo en una ocasión que si la gente pudiera ver que el cambio se produce como resultado de millones de pequeñas acciones que parecen totalmente insignificantes, entonces no dudarían en realizar esos actos. ¿El maestro a qué está llamado si no es a mejorar el mundo desde su escuela, su aula, su pequeño grupo de alumnos?

Dolor, sufrimiento, abandono, rechazo, abuso, explotación, muerte, violencia, egoísmo, odio, frustración, adicción, soledad… Son tantas cosas vividas por los niños las que pueden conformarles como personas alejadas de todo bien. Todos nacemos con la capacidad para la empatía, la generosidad, la compasión, el perdón, pero también dependemos de nuestro entorno. Cuán importante es ser consciente de que igual que uno aprende a hablar, la violencia, la agresividad y tantas otras conductas también se aprenden gracias a ejemplos y vivencias cercanas que con el tiempo acaban formando parte del ser. Qué importante es mostrar a esos niños, jóvenes, adultos, que la vida tiene un sentido siempre a pesar, incluso, del sufrimiento.

Sería todo un reto, pero maravilloso, que el maestro influyese en sus alumnos hasta el punto de que estos fueran capaces de encontrar un por qué para superar cualquier cómo[1]. Y es que hay que tener presente que “esta cadena infinita de violencia ni es casual, ni es incontrolable o inevitable. Se puede interrumpir”[2]. Cómo se transforma la persona cuando se siente querida, aceptada, acogida, acompañada y llamada a responder en esa medida por la fe y la confianza que ponen en ella los demás. Poca gente puede ser considerada como un caso imposible. Todos o casi todos hemos necesitado en algún momento, en mayor o menor medida, que alguien nos devolviese la dignidad y nos situase en la verdad de lo que somos y lo que potencialmente podemos llegar a ser.

En esta ocasión te propongo que trabajes, en la medida de lo posible, la capacidad crítica proponiendo a tus alumnos una serie de interesantes dilemas morales que les permitan pensar y reflexionar sobre la mejor y más justa decisión a tomar, de tal forma que puedan ir comprendiendo lo que es justo, injusto, correcto, incorrecto, deseable o no, en su forma de actuar o pensar.

Para profundizar más en esta idea puedes dirigirte al estudio sobre el desarrollo moral que hizo Kohlberg (1927–1987). Su dilema más conocido es el “Dilema de Heinz”. A partir de ese ejemplo puedes redactar otros dilemas adaptados a la edad de tus alumnos y plantearlos de forma grupal, a través de un debate o como trabajo individual, pero siempre poniéndolo al final en común con toda la clase.




[1] Esto lo expresa muy bien Nietzsche cuando reconoce que quien “tiene un por qué para vivir puede soportar casi cualquier cómo”. Cit. FRANKL, V. (2004).  El hombre en busca de sentido. Barcelona: Editorial Herder. p. 127.
[2] ROJAS MARCOS, L. (1998). Las semillas de la violencia. Madrid: Editorial Espasa Calpe. p. 211.

El valor de la educación. La escuela, no como obligación, sino como oportunidad.

sábado, 14 de noviembre de 2015


En ocasiones puedes observar y escuchar cómo diversos alumnos en tu aula no dan importancia a la educación. Igualmente, te encontrarás con casos a la inversa, es decir, alumnos deseosos por aprender, pero cuyos padres no dan importancia a la educación, por lo que apenas les permiten acudir al centro y terminan en situaciones de absentismo y abandono escolar. Este absentismo o abandono los impide realizar un proceso de aprendizaje normalizado y  alcanzar un nivel educativo óptimo.

La propuesta que te hago en esta ocasión permite una reflexión para que tus alumnos valoren las grandes oportunidades que tienen y se sensibilicen ante las carencias de tantos niños que tienen dificultades para acceder a la educación. Asimismo, permite trabajar valores de solidaridad, honestidad, esfuerzo y perseverancia.

Es un buen recurso también para trabajar con las familias, a través de tutorías con padres o actividades de cinefórum organizadas por la Escuela de Padres del centro.

Existen dos posibilidades, un documental que se titula “Camino a la escuela” o un libro que acompaña al propio documental y recibe el mismo título, en el cual se amplían los datos de cada alumno, sus familias y su entorno social.




Antes de poner el documental puedes pedir a tus alumnos que busquen en la web las diferentes formas que tienen los niños de desplazarse hasta a la escuela. Posteriormente, podrás imprimirlas, clasificarlas y exponerlas en el aula. En Europa, por ejemplo, llegan en el coche de sus padres, en metro o en autobús, pero en África se desplazan a través de largas distancias, realizando arduos recorridos a pié. Asimismo, en otros continentes tienen que cruzar puentes destrozados, atravesar un río mediante una liana, trasladarse a caballo o pedir que un vecino los acerque en su balsa.




A continuación te adjunto una web donde puedes encontrar las propuestas que se hicieron en su momento para trabajar con los alumnos en el aula tras ver la película en el cine.





¡Posibilidades infinitas!

domingo, 8 de noviembre de 2015


Querido maestro:

La actividad que te propongo es para ti. He encontrado este vídeo que puede ayudarte a reflexionar. No te fijes tanto en las frases que señalan, pues está realizado con una motivación distinta a la tuya, pero fíjate en el fondo y obsérvalo como la metáfora que es.

Pregúntate:

¿Qué hay en tus manos?
¿A qué estás llamado según tu vocación de maestro?
¿Cómo es tu mirada? ¿De qué manera te presentas frente a tu alumno?
¿Cuáles son las virtudes y los valores que dirigen tu vida y actividad profesional?
¿Cómo pasan los alumnos por tu aula y cómo salen de ella al finalizar el curso?
¿Eres consciente de que cuando se quiere lo mejor para alguien se consigue sacar lo mejor de él ante cualquier circunstancia? Estás llamado a conseguir no centrarte en las limitaciones de los alumnos, sino en sus capacidades y habilidades, potenciándolas y facilitando experiencias de éxito escolar y experiencias realmente humanas.





Igualmente, recuerda que en la formación integral de los alumnos tienes un papel clave y para realizarlo lo mejor posible debes estar formado y preparado no sólo intelectual sino humanamente.